Solicitud de Membresía


RESUMEN DE MIS RESPONSABILIDADES BÁSICAS COMO MIEMBRO DE UNA IGLESIA CRISTIANA:

Como hijo de Dios, es mi deseo hacer todas las cosas que Dios espera de mí. Lo intentaré cumplir, no en mis propias fuerzas o virtud, sino sólo con la gracia y ayuda de Dios, sabiendo que lo que hago no es un compromiso humano: Es delante de Dios, por la gracia de Dios, y para la gloria de Dios; pero el hecho de que descanse totalmente en Su gracia y ayuda, no quiere decir que no pueda poner toda mi disposición, esfuerzo y conciencia en esto. Dios me dice: 

"Tú, pues, hijo mío, esfuérzate en la gracia que es en Cristo Jesús".
(2 Tim.2:1RVR60)

Por lo tanto, reconozco que mis principales obligaciones, son:

  1. Congregarme regularmente. Esto debido a que éste es el único tiempo donde los creyentes corporativamente glorifican a Dios al recibir Su Palabra, alabar su nombre, orar, tener comunión y ofrendar para la obra de Dios. De manera que, como el propósito del culto o la reunión de los hermanos es glorificar a Dios, entiendo que no congregarme es descuidar uno de los medios que Dios ha provisto para cuidar mi vida; es desobedecer la voluntad de Dios (Heb.10:24-25); y es una puerta abierta para el pecado y el enfriamiento (Heb. 3:12-13).
  2. Buscar el rostro de Dios en oración y estudio de Su Palabra, para hacer Su voluntad.
  3. Servir y colaborar en la obra de Dios. Es un serio compromiso el de servir con mis dones a los hermanos que Dios me ha puesto cerca, procurando el bien de ellos y no sólo el mío propio (Fil.2:1-4; Ro.15:1-3; 1 Co.10:24; 1 Jn.3:16; Ef.5:1-2; Jn.15:12-13). Reconozco que tengo un lugar y una función específica dentro del cuerpo de Cristo; función que debo cumplir para ser fiel al Señor, procurando servir en la iglesia con amor, con la humildad y sencillez del carácter de Cristo.
  4. Someterme en el Señor, a las autoridades que Dios ha puesto.
  5. Contribuir u ofrendar para la obra de Dios.
  6. Procurar la salvación de otros.
  7. Reconozco también que debo guardar mi testimonio. Debo guardar un estilo de vida, regla de conducta y testimonio de vida, como es digno del nombre de Cristo (Ef.4:1); y como es digno de la vocación con que he sido llamado. Debo cuidar mi devoción personal y familiar, criando a mis hijos en el camino del Señor; siendo el esposo(a), padre, madre, hijo(a) que Dios me manda a ser; andando con prudencia en este mundo; siendo justo, fiel y ejemplar en todo lo que hago; evitando el chisme, el pleito y cualquier cosa que sea de mal testimonio; buscando por la gracia de Dios abstenerme de toda práctica que traiga daño a mi vida o que pueda poner en riesgo mi propia fe o la de otros.

Sé que mi conducta, aunque sea privada, afectará el testimonio del nombre del Señor, y la vida de toda la iglesia local donde me congrego.
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