¿Sabes que la incredulidad es desobediencia a Dios?
Nayive Durán | Abril 28, 2023

Esta pregunta es indispensable que todo verdadero creyente se la haga a sí mismo.

Por lo cual, como dice el Espíritu Santo:

Si oyereis hoy su voz, No endurezcáis vuestros corazones, Como en la provocación, en el día de la tentación en el desierto, Donde me tentaron vuestros padres; me probaron, Y vieron mis obras cuarenta años. A causa de lo cual me disgusté contra esa generación, Y dije: Siempre andan vagando en su corazón, Y no han conocido mis caminos. Por tanto, juré en mi ira: No entrarán en mi reposo. (Hebreos 3:7-11, RVR60)

En Hebreos 3:7-11, el Espíritu Santo nos exhorta a no endurecer nuestros corazones cuando oímos su voz. La actitud desobediente del pueblo de Israel menospreció el hecho de que el Señor los había sacado de Egipto (tierra donde eran esclavos) y los hubiera sustentado, proveído, protegido, consolado, defendido, sanado, amado y multitud de obras más, que el Dios todopoderoso había realizado con este pueblo durante 40 años en el desierto, camino a la tierra prometida. Ellos pecaron en contra de Dios, con incredulidad y quejas; por cuanto Jehová se disgustó con ellos. 
Nosotros, aquellos que hemos sido redimidos por la sangre preciosa de Jesús, aquellos que hemos sido comprados con un alto precio; a quienes también nos ha sacado del mundo de pecado y nos hizo libres de nuestro Egipto. Nosotros, a quienes también quitó las cadenas que nos ataban a la esclavitud, hemos sido sustentados por el Señor. Él nos ha consolado, librado de la muerte, proveído para nuestras necesidades y muchas veces nos adorna con más de lo que merecemos. 

El mismo Dios nos que nos sana, nos consuela y nos acompaña; Dios hecho hombre a través de Jesucristo Su hijo, nos demuestra Su fidelidad y amor, y nos llama sus hermanos: Porque el que santifica y los que son santificados, de uno son todos; por lo cual no se avergüenza de llamarlos hermanos (Hb 2:11, RVR60)
Aún así, pecamos en contra de Dios cuando en los desiertos que atravesamos viene la incredulidad y la queja. Empezamos a creerle al mundo, a los diagnósticos médicos, a la inflación económica, a las malas noticias, y dejamos de creer y alimentar nuestra fe en Jesús nuestro salvador. Llenamos nuestro corazón de quejas y angustia, y empieza la incredulidad a hacer de nuestro diario vivir un desierto.Todos aquellos prodigios y milagros que ha hecho nuestro BUEN DIOS a lo largo de nuestra vida, aun cuando éramos hijos de desobediencia (Mat 5-45), se ven opacados y hasta olvidados. Queridos hermanos, ¡muchos hemos caído en desobediencia como el pueblo de Israel! Es una triste realidad. 

Hebreos 12-3 dice:
Mirad, hermanos, que no haya en ninguno de vosotros corazón MALO DE INCREDULIDAD para apartarse del Dios vivo.

Debemos tener en cuenta que no solo ofendemos a Dios al ser incrédulos, sino que así como aquella generación no entró en el reposo del Señor, así también nosotros deberíamos temer como lo dice Su Palabra en Hebreos 4:1-3: 

Temamos, pues, no sea que permaneciendo aún la promesa de entrar en su reposo, alguno de vosotros parezca no haberlo alcanzado. Porque también a nosotros se nos ha anunciado la buena nueva como a ellos; pero no les aprovechó el oír la palabra, por no ir acompañada de fe en los que la oyeron. Pero los que hemos creído entramos en el reposo, de la manera que dijo: Por tanto, juré en mi ira, No entrarán en mi reposo; aunque las obras suyas estaban acabadas desde la fundación del mundo.

Así como dice la escritura, la palabra que escuchamos del Señor debe ir acompañada con una alta y suficiente porción de fe; fortaleciéndonos cada vez más en Su presencia, alimentándonos de Su Palabra y valiéndonos de las pruebas que Dios permite en nuestra vida para aumentar la paciencia, la esperanza, la mansedumbre, la templanza y un corazón agradecido. Teniendo siempre la certeza de que la gloria venidera será mayor que la primera. 


Nos debe llenar de profundo gozo saber que tenemos un gran Sumo Sacerdote que fue tentado en todo según nuestra semejanza, pero sin pecado. (Hb.4:15, RVR60) Jesús es el único que en realidad puede entender todo aquello que cotidianamente enfrentamos, porque el mismo que padeció siendo tentado en todo, es poderoso para socorrer a los que son tentados. 


¿Estamos siendo tentados y probados en nuestra fe? ¿Tendemos a olvidar o pasar por alto todo lo que Dios ha hecho por nosotros en el pasado? Reconsideremos nuestros caminos, y volvamos a nuestro Dios arrepentidos cada vez que dudemos que el Señor no está durante la prueba, o que quizá se olvidó de nosotros. Recordemos que Su fidelidad es infinita y Sus misericordias son nuevas cada mañana, como nos lo enseña la Palabra de Dios:


Porque Jehová es bueno; para siempre es su misericordia,


Y su verdad por todas las generaciones. (Salmo 100:5, RVR60)


Por la misericordia de Jehová no hemos sido consumidos, porque nunca decayeron sus misericordias. Nuevas son cada mañana; grande es tu fidelidad. Mi porción es Jehová, dijo mi alma; por tanto, en él esperaré. Bueno es Jehová a los que en él esperan, al alma que le busca. Bueno es esperar en silencio la salvación de Jehová. (Lamentaciones 3:22-26, RVR60)


El Señor nos exhorta para que no haya entre nosotros Sus hijos, corazones malos llenos de incredulidad. Por el contrario, nuestra fe debe permanecer firme hasta el fin. Clamemos pues al Padre Eterno, porque Él es el único que puede librarnos de todo pecado, levantarnos y fortalecernos en nuestras debilidades. Porque cuando somos débiles entonces somos fuertes. (2 Cor 12-10, RVR60). 


El mismo Jesús,


....en los días de su carne, ofreciendo ruego con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte fue oído a causa de su temor reverente.

 

Y aunque era Hijo, por lo que padeció aprendió la obediencia y habiendo sido perfeccionado, vino a ser autor de eterna salvación para los que le obedecen. (Hebreos 5-9, RVR60).


Amados hermanos, esperemos con paciencia y gran fe las promesas de nuestro BUEN DIOS. Tomemos como ejemplo la fe de Abraham y Sara: 

Por la fe Abraham...

Por la fe habitó como extranjero en la tierra prometida como en tierra ajena, morando en tiendas con Isaac y Jacob, coherederos de la misma promesa; porque esperaba la ciudad que tiene fundamentos, cuyo arquitecto y constructor es Dios. Por la fe también la misma Sara, siendo estéril, recibió fuerza para concebir; y dio a luz aun fuera del tiempo de la edad, porque creyó que era fiel quien lo había prometido. (Hebreos 11:8a/9-11, RVR60)


Asi que amados, no seamos tercos en nuestro corazón, ni fluctuemos constantemente en nuestra fe, no sea que después de que el Señor nos tomó de la mano para sacarnos de la esclavitud del mundo (nuestro Egipto), Él mismo se desentienda de nosotros. 


No como el pacto que hice con sus padres el día que los tomé de la mano para sacarlos de la tierra de Egipto; Porque ellos no permanecieron en mi pacto, y yo me desentendí de ellos, dice el Señor. Por lo cual, este es el pacto que haré con la casa de Israel después de aquellos días, dice el Señor: Pondré mis leyes en la mente de ellos, y sobre su corazón las escribiré; y seré a ellos por Dios, Y ellos me serán a mí por pueblo. (Hebreos 8:9-10, RVR60)


Corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante. 

Por tanto, nosotros también, teniendo en derredor nuestro tan grande nube de testigos, despojémonos de todo peso y del pecado que nos asedia, y corramos con paciencia la carrera que tenemos por delante, puestos los ojos en Jesús, el autor y consumador de la fe, el cual por el gozo puesto delante de él sufrió la cruz, menospreciando el oprobio, y se sentó a la diestra del trono de Dios. (Hebreos 12:1-2, RVR60)



¡PONGAMOS NUESTROS OJOS EN EL AUTOR Y CONSUMADOR DE LA FE!

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